Apolonio, Pedro y Guido
Tres hermanos en la cima del Huascarán.
Un día de fiesta en Atusparia, en ese pedazo de Cajatambo que conforman cinco manzanas en San Juan de Lurigancho, conocí a Apolonio. Conversamos y nos emborrachamos de emoción y alegría, mientras Los Negritos danzaban haciendo sonar sus campanillas.
Pero verlo fue para mí la verdadera fiesta. Entonces yo era solo un estudiante en San Marcos que soñaba con escribir. Al verlo tan contento y animado, brindando con aquellos muchachos cajatambinos que eramos entonces, en un momento de la conversación, le pregunté, acaso para tener algo que contar alguna vez: "¿Usted que siente por Cajatambo?" "Todo lo que he hecho, -contestó- lo hice por Cajatambo y por eso también estoy acá". No dijo nada más. Mejor dicho, no pudo: sacó su pañuelo y lloró. Tampoco pregunté nada. Tampoco pude.
Luego que se repuso me dijo algo que jamás imaginé y que me colmó de gratitud: "No me digas don Apolonio, porque tu eres mi sobrino: eres nieto de mi prima".
El tiempo ha pasado. Apolonio descansa en paz, pero el recuerdo de su gloria, y la de sus hermanos, vive.
Aquí el relato de su hazaña:
http://www.rumbosdelperu.com/los-hermanos-yanac-a-pesar-de-tener-que-dormir-sobre-ichu-fueron-lo-primeros-peruanos-que-vencieron-al-huascaran--V672.html